En 1927, hace ya 85 años, el contrabajista y compositor Ignacio Piñeiro Martínez (1888-1969) fundó en La Habana el Sexteto Nacional que, con la incorporación del trompetista Lázaro Herrera Díaz “El Pecoso”, se convirtió en Septeto poco tiempo después. Esta formación fue la primera en la historia del son que se caracterizó por agregar la trompeta a la estructura tradicional del conjunto sonero, consistente de tres, guitarra, marímbula – contrabajo, en el caso de Piñeiro –, maraquero y primera y segunda voces, a veces alguno de ellos tocando las maracas (en el caso de los quintetos) y, el otro, las claves o palitos.
El Septeto Nacional es reconocido, junto al Sexteto Boloña, como pionero en la gestión de perpetuar el son en el disco; como el más influyente en la evolución de este género y como el de más prolongada vigencia, pues continuó activo tras la desaparición física de su fundador hace ya cuatro décadas, siempre identificándose con su nombre. Por su parte, el maestro Piñeiro Martínez ha sido el compositor cubano que mayor cantidad de obras, establecidas como estándares, aportó al pentagrama popular de su patria.
Lázaro Herrera Díaz “El Pecoso”, primer trompetista sonero de la historia, asumió la dirección de este importante colectivo tras el retiro de su líder y, aunque durante algún tiempo la delegó en el inolvidable vocalista Carlos Embale, tras el fallecimiento de éste en 1995, volvió a tomarla. Permaneció al frente del Septeto Nacional hasta su deceso en 2002, siendo ya nonagenario. El liderato fue encomendado entonces al cantante Eugenio “Raspa” Rodríguez Rodríguez, voz principal y ahijado artístico de Embale, quien lo vinculó al grupo en 1982. Como trompetista fue reclutado el joven Agustín Someyán, muy conocedor de la escuela sonera, pues proviene de una familia de músicos y su padre ejecutó el mismo instrumento en el célebre colectivo Chappotín y Sus Estrellas.
El reconocido como el Decano de los Conjuntos Soneros y uno de los más influyentes en la historia del son cubano.
Actualmente, el Septeto Nacional es completado por el cienfueguero Frank “El Matador” Oropesa (director general y bongosero); Enrique Collazo (tresero que sustituyó a Enrique Ramos, hoy miembro del aclamado Grupo Sierra Maestra, en 1997); Dagoberto Saserio (vocalista y guitarrista); el marianense Raúl Acea Rivera (contrabajista); el pinareño Crispín Díaz (cantante y maraquero); Ángel Daniel (técnico de sonido) y Ricardo Oropesa Fernández, quien se desempeña como representante y, durante las actuaciones, como presentador, ejecutante de percusión menor y bailarín. Ricardo es, además, un reconocido musicógrafo y prepara un libro en que reseña las más de ocho décadas de trayectoria del Decano de los Conjuntos Soneros en el mundo.
El Septeto Nacional es reconocido, junto al Sexteto Boloña, como pionero en la gestión de perpetuar el son en el disco; como el más influyente en la evolución de este género y como el de más prolongada vigencia, pues continuó activo tras la desaparición física de su fundador hace ya cuatro décadas, siempre identificándose con su nombre. Por su parte, el maestro Piñeiro Martínez ha sido el compositor cubano que mayor cantidad de obras, establecidas como estándares, aportó al pentagrama popular de su patria.
Lázaro Herrera Díaz “El Pecoso”, primer trompetista sonero de la historia, asumió la dirección de este importante colectivo tras el retiro de su líder y, aunque durante algún tiempo la delegó en el inolvidable vocalista Carlos Embale, tras el fallecimiento de éste en 1995, volvió a tomarla. Permaneció al frente del Septeto Nacional hasta su deceso en 2002, siendo ya nonagenario. El liderato fue encomendado entonces al cantante Eugenio “Raspa” Rodríguez Rodríguez, voz principal y ahijado artístico de Embale, quien lo vinculó al grupo en 1982. Como trompetista fue reclutado el joven Agustín Someyán, muy conocedor de la escuela sonera, pues proviene de una familia de músicos y su padre ejecutó el mismo instrumento en el célebre colectivo Chappotín y Sus Estrellas.
El reconocido como el Decano de los Conjuntos Soneros y uno de los más influyentes en la historia del son cubano.
Actualmente, el Septeto Nacional es completado por el cienfueguero Frank “El Matador” Oropesa (director general y bongosero); Enrique Collazo (tresero que sustituyó a Enrique Ramos, hoy miembro del aclamado Grupo Sierra Maestra, en 1997); Dagoberto Saserio (vocalista y guitarrista); el marianense Raúl Acea Rivera (contrabajista); el pinareño Crispín Díaz (cantante y maraquero); Ángel Daniel (técnico de sonido) y Ricardo Oropesa Fernández, quien se desempeña como representante y, durante las actuaciones, como presentador, ejecutante de percusión menor y bailarín. Ricardo es, además, un reconocido musicógrafo y prepara un libro en que reseña las más de ocho décadas de trayectoria del Decano de los Conjuntos Soneros en el mundo.
Descargue Poetas del son aqui: http://www.mediafire.com/?dp8t0ajwjekrl24
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