Que sorpresa tan agradable escuchar a uno de los iniciadores de la difusion del son cubano en el mundo: el Sexteto Habanero. Agrupacion fundada alla por lo años 20's del siglo XX y cuyo disco que les presentamos hoy, contiene las versiones originales de la grabacion, que fue hecha entre 1926 y 1931. Les dejamos una pequeña biografia del Sexteto Habanero.
El Septeto Habanero, junto con el Septeto Nacional de Ignacio Piñeiro, fueron los iniciadores del tremendo éxito de la música cubana que, durante los años 20, 30 y 40, arrasó en los salones de baile, desde Puerto Rico hasta Shanghai, y que a la postre siguió fungiendo como la médula de la salsa neoyorkina y la fuente inspiradora de muchas de las orquestas estelares de África Central y Occidental.Aunque el son nació en el Oriente de Cuba, el Sexteto Habanero -formado al principio con elementos de Oriente y de La Habana- fue la agrupación que interpretó y adaptó el son para el gusto del público de la capital. Esto lo logró haciendo las primeras grabaciones discográficas y luciendo vestimenta llamativa en sus presentaciones públicas. En el 1927 el Habanero marcó otra vez la vanguardia al introducir un instrumento de viento a la agrupación (primero una corneta que después se sustituyó por la trompeta) con lo que pasó a ser el Septeto Habanero. Durante más de tres décadas ininterrumpidas, el Habanero grabó más de 100 discos en Nueva York y La Habana y se convirtió en una de las más grandes estrellas del son cubano, actuando en varias películas y mostrando su éxito en múltiples escenarios del mundo.Aunque ninguno de los miembros fundadores del Habanero queda vivo, el Septeto continúa sonando como en los buenos tiempos, con nuevo personal y radicando en Centro Habana. Manuel Furé, actual director y voz guía del Habanero, ha estado con la agrupación desde el 1952, marcando así una línea directa de continuidad con los músicos originales y con el estilo particular del Habanero, que 75 años después, aún escuchamos.Furé recibió una invitación de Faustino «Panchito» González, miembro del Habanero, para que formara parte del grupo, debido a su notable voz con alto falsete. Furé aceptó y rápidamente aprendió todo el reper-torio (cinco sones al día, recuerda él mismo). Poco después fueron con el dueño de Radio Salas para buscar trabajo en la estación.«Manuel Salas se interesó y no se interesó», recuerda Furé. Lo único que hizo Salas fue dejarles ensayar en un cuarto de la radiodifusora y después ver que se podría hacer. En cierto momento Salas pasó por el lugar donde estaban ensayando, abrió de inmediato la puerta, llamó al director del Habanero, Gerardo Martínez, y según se acuerda Furé, le dijo: ‘»Oye Gerardo, yo no sabía que tu tenías esto. Esto es lo que yo necesito aquí».«Enseguida nos puso Tres lindas cubanas como tema para que empezáramos con la transmisión de Radio Salas», rememora Furé. Muy pronto el Habanero empezó a escalar hasta el mismo lugar que las tres grandes orquestas que estaban tocando en la radiofusora : Arcano y sus Maravillas, Melodías del 40 y el Conjunto Chapottín. El público los reclamaba en todo baile donde actuaban las orquestas mencionadas y a través del correo, recibieron en Radio Salas más cartas que ningún otro grupo.En 1958 Furé tomó la dirección del Habanero a petición directa de Gerardo Martínez, estando este último en su lecho de muerte. Martínez había sido uno de los fundadores del Sexteto Habanero en el año 1920. La historia del Habanero se remonta al 1917, poco después del arribo del son a La Habana, proveniente del Oriente de Cuba, a través de los soldados del Ejército Permanente. Ese año Guillermo Castillo forma el Cuarteto Oriental para interpretar el son al público habanero. El grupo estaba dirigido por Ricardo Martínez, tresero de Santiago de Cuba, con Gerardo Martínez (voz prima y claves), Felipe Neri Cabrera (maracas y voz) y Castillo mismo en la botija, un cántaro de cerámica que se empleó como bajo, soplando a través de un orificio hecho en su pared.El Cuarteto Oriental se desintegró en 1919 -«debido a problemas internos»- comenta el guitarrista actual, Pedro Ibáñez, y se reintegró el año siguiente ya como el Sexteto Habanero : Guillermo Castillo, en la guitarra, es el director, Gerardo Martínez y Felipe Neri Cabrera continúan como antes y se agregan Antonio Bacallao en la botija, Carlos Godínez en el tres y Osear Sotolongo en los bongoes.En esos años el son no fue bien recibido por las clases altas de la Habana. La rítmica, los estribillos, con llamado y respuesta, igual que las improvisaciones de son, fueron demasiado perturbadores y rupestres para los oidos de los bailarines de la élite habanera que prefería el danzón, la contradanza, el danzonete y los mi-nuets del momento. Pedro Ibáñez nos relata que sus antecesores en el Habanero tuvieron que dar la lucha durante cinco años en contra del establishment y aún del ejército, la guardia rural, de ese tiempo. Era común que la guardia llegara a las fiestas populares donde se interpretaba el son y, machetes en mano, a la voz de «vamonos» tomaban presa a la gente.El son, obviamente sobrevivió aquellos ataques y en Cuba continúa de lo mejor hoy en día. En La Habana la rivalidad artística entre los dos grandes Septetos, el Habanero y el Nacional, sigue estando vigente y en Santiago de Cuba un gran número de agrupaciones soñeras (Cuarteto Patria entre los líderes) sigue tocando para los santiagueros y para un público internacional que de nuevo está creciendo.Furé recuerda que no siempre ha sido fácil. En la mitad de los años 50, el Habanero, aún con Gerardo Martínez en la voz prima, tuvo que enfrentar la ruda competencia, incorporando un piano, otra trompeta y aún tumbadoras e incluso cambiando un poco el repertorio y el nombre del Septeto por el de Conjunto Típico Habanero. Aunque tenían contratos regulares y seguían tocando, algunos de los integrantes, ya viejos, se enfermaron, lo que empezó a marcar el declive del Típico Habanero. En el 1961, tres años después de la muerte de Gerardo Martínez, el musicólogo Odilio Urfé del Ministerio de Cultura, mandó llamar a Furé y, en las palabras de él mismo, le dijo, ‘»Furé, hace falta que hagas el Septeto Habanero, y el indicado eres tú’». Manolo Furé replicó: «Bueno, pero ¿qué tu quieres que yo haga?» Urfé fue definitivo, «‘Bueno, busca la gente, porque te voy a meter aquí a trabajar’». Furé concluyó, «Bueno, si me va a poner a trabajar, está bien».Manolito encontró la gente para el trabajo, el trabajo y el Septeto Habanero estuvo allí de nuevo, tocando en La Habana y haciendo giras por toda Cuba. En 1964 Pedro Ibáñez se unió al grupo para ser, junto con Furé, los veteranos del actual Septeto Habanero.Hoy en día el Habanero está formado por músicos de diferentes generaciones que comparten un mismo denominador : su excelencia artística. El repertorio que interpreta el Septeto Habanero incluye todos los clásicos del pasado (como Tres lindas cubanas, Suavecito, Tribilín Cantor, entre otras), asi como las nuevas composiciones de sus integrantes siempre en el estilo Habanero. Los músicos del Habanero tocan en este estilo porque es el que mejor les viene, aunque lo tocan con un sabor que corresponde al Septeto de los anos 90. «Y como el Septeto Habanero en sus principios nunca fue estático, pues nosotros no podemos ser estáticos tampoco», afirma Furé.
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