Mirar atrás no significa negarse uno mismo como ser de estos tiempos. Se trata de asimilar un concepto y a partir de ahí recrear una línea de trabajo. Digamos que el formato de septeto es un concepto para realizar música cubana y, en honor a la verdad, en nuestro panorama musical no se puede hablar de la abolición del mismo. Desde Los Naranjos y el Nacional de Ignacio Piñeiro -todavía verdaderas escuelas en pie ambos-, pasando por los ya establecidos Sierra Maestra - que en realidad es una novena pero mantiene el concepto - y Raisón, hasta llegar al excelente pero más nuevo Turquino, este último de Santiago de Cuba, los septetos han llevado encima ese indicativo de tradicional que a veces cobra, injustamente, cierto sentido peyorativo. Muy difundido por la radio últimamente - en realidad, escuchar sus temas ha sido el verdadero pretexto de este trabajo- es el septeto llamado Jóvenes Clásicos del Son (JCS), compuesto, como su nombre lo indica, por músicos que no sobrepasan los 35 años de edad, y cuya dirección musical corresponde al contrabajista Ernesto Reyes Proenza, también conocido por Palma. Ellos fueron noticia en la más reciente entrega de los Premios EGREM, al alcanzar el lauro máximo en el apartado de Opera Prima, con su único álbum, producido por ArtColor y titulado No pueden parar. De su manera de hacer, de su personalidad artística, habría que destacar esa evidente intención que tiene el grupo de sostener el aliento propio de los septetos: es decir, no desvirtuar el rol original de cada instrumento, ni cuando están integrados ni como solistas: la trompeta sigue apoyando la línea melódica, pero con mesura; el tres mantiene su cuerda rit-mática y hace notar su presencia sin demasiados alardes, aunque a veces se utilice en el lugar de un piano para hacer el "tumbao", tan imprescindible hoy día a la hora de bailar (aunque esto no era así, por cierto, en aquellos iniciales años 20); en cuanto a la percusión, el bongó no es el único instrumento de cuero, sino alterna en algunos temas con el quinto, el batá y las congas, pero esto está bien cuidado para preservar el concepto tradicional.
Lo distintivo de JCS -amén de los arreglos que buscan cierto entendimiento con un público más joven, como, por ejemplo, en la pieza "Yo no estoy en ná", que comienza como conga santiaguera, se convierte en son montuno, pasa por el rap y de nuevo a la conga- está sin dudas en la voz líder. Un cantante como Pedro Lugo Martínez, identificado también como Nene, no se da tan fácil sobre esta tierra, y no estamos exagerando.
El tiene ese timbre de sonero negro -porque no se puede decir de otra manera- que mucho recuerda al de Miguelito Cuní cuando Arsenio lo obligaba a cantar en tesituras muy altas; una voz de tenor clara, pero a la vez potente, dotada para salir por encima de una sección de cuatro trompetas sonando al mismo tiempo. Algo así, como es sabido, no se entrena, sino se tiene, y los Jóvenes Clásicos aprovechan esa suerte aunque los tonos altos de Nene no sean imprescindibles en un septeto. Del disco habría que destacar, además, lo bien balanceado que está genéricamente: la pieza que le da título al mismo está más cerca que otras a un son tradicional, una como "Morena", lírica y a la vez sensual, está en la cuerda de lo trovadoresco, y "Pa' los rumberos" es justamente un son montuno con motivos de rumba. "No sé tú", de la autoría de Manzanero, incluida con toda intención sensacionalista después de que Luis Miguel "la pegara" en la gente, tiene aquí una agradable versión nada desdeñable en tiempo de salsa. Una premisa que se trazaron para preparar el disco, comenta a esta revista Sergio Pereda, bongosero del grupo y a cargo de la dirección artística, fue la de escoger autores jóvenes no tan difundidos. Es por ello que los textos sorprenden y da la idea de que fueron escritos para el álbum específicamente. Los autores son el trovador santaclareño Amaury Gutiérrez, Cándido Fabré (más conocido como vocalista, a él pertenecen tres temas), el trovador José Nicolás, de Santiago de Cuba, y Freddy Laborí (Chispa), de Holguín. En opinión de Sergio, el disco No pueden parar viene a romper con el panorama actual disquero en cuanto a las agrupaciones bailables, pues, dice, "está en el medio de todo lo que se hace, al no ser tan agresivo pero sí bailable". En la última edición de los premios EGREM, el CD estuvo nominado precisamente en la categoría de Música Bailable y además para el Premio de la Crítica, aunque finalmente se alzó con el trofeo de Opera Prima.
Lo distintivo de JCS -amén de los arreglos que buscan cierto entendimiento con un público más joven, como, por ejemplo, en la pieza "Yo no estoy en ná", que comienza como conga santiaguera, se convierte en son montuno, pasa por el rap y de nuevo a la conga- está sin dudas en la voz líder. Un cantante como Pedro Lugo Martínez, identificado también como Nene, no se da tan fácil sobre esta tierra, y no estamos exagerando.
El tiene ese timbre de sonero negro -porque no se puede decir de otra manera- que mucho recuerda al de Miguelito Cuní cuando Arsenio lo obligaba a cantar en tesituras muy altas; una voz de tenor clara, pero a la vez potente, dotada para salir por encima de una sección de cuatro trompetas sonando al mismo tiempo. Algo así, como es sabido, no se entrena, sino se tiene, y los Jóvenes Clásicos aprovechan esa suerte aunque los tonos altos de Nene no sean imprescindibles en un septeto. Del disco habría que destacar, además, lo bien balanceado que está genéricamente: la pieza que le da título al mismo está más cerca que otras a un son tradicional, una como "Morena", lírica y a la vez sensual, está en la cuerda de lo trovadoresco, y "Pa' los rumberos" es justamente un son montuno con motivos de rumba. "No sé tú", de la autoría de Manzanero, incluida con toda intención sensacionalista después de que Luis Miguel "la pegara" en la gente, tiene aquí una agradable versión nada desdeñable en tiempo de salsa. Una premisa que se trazaron para preparar el disco, comenta a esta revista Sergio Pereda, bongosero del grupo y a cargo de la dirección artística, fue la de escoger autores jóvenes no tan difundidos. Es por ello que los textos sorprenden y da la idea de que fueron escritos para el álbum específicamente. Los autores son el trovador santaclareño Amaury Gutiérrez, Cándido Fabré (más conocido como vocalista, a él pertenecen tres temas), el trovador José Nicolás, de Santiago de Cuba, y Freddy Laborí (Chispa), de Holguín. En opinión de Sergio, el disco No pueden parar viene a romper con el panorama actual disquero en cuanto a las agrupaciones bailables, pues, dice, "está en el medio de todo lo que se hace, al no ser tan agresivo pero sí bailable". En la última edición de los premios EGREM, el CD estuvo nominado precisamente en la categoría de Música Bailable y además para el Premio de la Crítica, aunque finalmente se alzó con el trofeo de Opera Prima.
Desacrgue el disco Tambor en el alma de Los Jovenes clasicos del son aqui: http://rapidshare.de/files/48263174/Jovenes_Clasicos_Del_Son_-_Tambor_En_El_Alma_-_Musica_Cubana.rar.html
Del son al corazón
1 comentario:
El link esta caido te agradecería muchisimo si lo volvieses a subir y de paso porque no solicitarte
los jovenes clasicos del son(para siempre tenerte)
Crees que se podrá conseguir ???
Nada que muchas gracias si no fuese por muchos de ustedes blogueros no tubiese mucha de la musica que tengo
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