Este 11 de octubre ponemos a su consideracion una de las agrupaciones mas jòvenes de Colombia en el ambiente de la salsa. La 33; nombre que -en palabras de la propia orquesta- es la calle donde ensayaban en sus inicios alla por el año 2002 en Bogota, Colombia. Algo de historia de La 33.
Aún cuando la banda nace en el 2002, en el barrio Teusaquillo de Bogotá, su lanzamiento se produce el 3 de Mayo de 2003. El antiguo convento de San Juan Evangelista situado sobre la calle 33, era el sitio donde ensayaban estos jóvenes, que más parecen rockeros que salseros y de ahí surgió el nombre de la agrupación.
Sus integrantes Sergio Mejía (director y bajo), Santiago Mejía (coordinador y piano), Cipriano Rojas (congas), Juan David Fernández (timbal), Diego Sánchez (bongos), Vladimir Romero (trombón), José Miguel Vega (trombón), Felipe Cárdenas (saxo), Roland Nieto (trompeta), Guillermo Celis (voz), David Cantillo, (voz), Pablo Martinez (voz), Javier Galavis (ingeniero de sonido), Ray Fuquen (productor de campo), pasaron de tocar en tarimas de un numero considerable de bares de Bogotá, Medellín, Cali, Quito, España y Berlín a escenarios de festivales en Europa , reconocidos a nivel nacional y compartir festivales con artistas como Willy Colón , Los Van Van, Chucho Valdez y la orquesta Brodway entre otras.La Pantera Mambo fue el tema que los dio a conocer en el exterior gracias a salsomanos, amigos, clubes, vendedores e internet.
“La Pantera Mambo” es una versión salcera del tema de La Pantera Rosa, compuesto por Henrry Manzini, tema que los dj´s hacían sonar en el mejor momento de la rumba, causando la euforia del público.
Lo más asombroso de La-33 es que han logrado reconocimiento de espaldas a la radio comercial ya que no están matriculados en ninguna disquera famosa. En noviembre de 2004 grabaron “La-33” su primer CD, y en Abril del 2007 “Gózalo”que ya; a la semana de su lanzamiento estaba ocupando el sexto lugar en la ventas de las tiendas de Tower Records.
Como productor independiente, La-33, ha logrado distribuir 20.000 copias y estar por más de un año en listas top ten en Internet, en Italia, Alemania, Inglaterra, Japón, Colombia, Argentina, Polonia, Estados Unidos, Francia, España e Israel. “La pantera Mambo” aparece en tres recopilaciones italianas y el sello Putumayo Records les incluyo en su disco “Baila” el tema “Que Rico Boogaloo”Sostienen una apretada agenda de conciertos. Estuvieron de gira por Europa, (2006-2007) cantando y tocando en diferentes Festivales salseros de Italia, Alemania, España y Bélgica, con su música han llegado también a Venezuela donde en Octubre del 2006 participaron en el Segundo Encuentro Internacional de Salsa, estuvieron en Ecuador, y en México participaron como agrupación invitada en la Feria Internacional de Libro de Guadalajara (2007), siguen presentándose en bares, festivales, universidades y conciertos en plazas públicas.
En Diciembre de 2007, durante la Feria de Cali causaron la sensación del público y la prensa especializada. Por esto y por mucho más, hay fuego en la 33.La 33: Una descarga capital. Teusaquillo, el legendario barrio bogotano de fino corte inglés ya no alberga la tranquilidad de hace algunos años. Por los techos arcillosos de nostalgias acumuladas (que aún resguardan a las pocas casas sobrevivientes al exabrupto arquitectónico de comercios y universidades) ya no transita Pink Tomate, el gato rockero y ebrio, personaje de una célebre novela de culto escrita a mediados de los noventa. Sigiloso y musical, como el gato literario, un felino de sangre parrandera baila en los tejados improvisando la vida sobre un ritmo desaforado.
Y ya no es rock lo evocado por el singular minino que tampoco es un gato. Es salsa, es una pantera vagabunda que sorprende a los caminantes nocturnos con los contagiosos pregones de su “…rico mambo”. Amaestrada para el baile por Sergio y Santiago Mejía, esta pantera ha sido inmortalizada en una grabación que, para bien de muchos iniciados, melómanos y salseros de vieja guardia, manifiesta un espíritu indómito y callejero alejado del cómodo erotismo rosa de la salsa contemporánea.
Estimulados por el noble y desinteresado propósito de hacer buena música, los jóvenes integrantes de La 33 ingresaron al los estudios de Audiovisión en septiembre de 2004 y en tiempo récord dejaron un registro sonoro que un año después ya ha vendido más de cuatro mil copias gracias al explosivo sonido que hierve en su interior. Aunque se les pueda acusar de que no están proponiendo nada nuevo en un género cocinado en las calles de Nueva York hace ya bastantes años, la propuesta de La 33 actualiza dicha tradición salsera en el sentido de que la devuelve a sus orígenes más profundos: el malevaje, la calle, el desengaño social y la espontaneidad de una picardía amorosa.
Sumado a estos ingredientes líricos, el regreso a un formato musical apartado de las deformaciones sinfónicas y las siempre malogradas atmósferas del sintetizador, hacen que la descarga de La 33 se escuche fresca y sin más pretensiones que el comunicar las múltiples texturas, sabores y colores de una ciudad que como Bogotá se revela en el disco desde su ágil y veloz diseño de portada realizado por Gaspar Guerra. Pues bien, más allá de los ritmos en los que se enmarca esta grabación (son montuno, boogaloo, guajira y jazz latino) el sonido de La 33 es sincero pues, además de invitarnos al desparpajo vital cifrado en el baile, hay líneas que nos recuerdan que el hacer música no es más que una sencilla celebración del simple hecho de estar vivos y poder observar el mundo con ojos desenfadados y colmados de alegría: “Camino por la ciudad/ voy pa´ lante voy pa´tra/ miro la gente que viene y va/ y esto me llena de felicidad”.
Si bien el buen nombre de La 33 radica en la novedad suscitada por el hecho de que su explosión tropical irrumpe desde el frío asfalto bogotano, es en el cuidadoso equilibrio entre letras y música donde podemos encontrar una verdadera descarga capital que se deja oír a través de diez vigorosos temas desprovistos de rellenos, es decir, no les sobra ni les falta nada.
Si usted tiene diez dedos en la frente y un oído cansado de gemidos trasnochados, es posible que su cuerpo sea hechizado por una soberbia orquesta de salsa que de Colombia, de la capital, ha llegado para ponernos a gozar.
Sus integrantes Sergio Mejía (director y bajo), Santiago Mejía (coordinador y piano), Cipriano Rojas (congas), Juan David Fernández (timbal), Diego Sánchez (bongos), Vladimir Romero (trombón), José Miguel Vega (trombón), Felipe Cárdenas (saxo), Roland Nieto (trompeta), Guillermo Celis (voz), David Cantillo, (voz), Pablo Martinez (voz), Javier Galavis (ingeniero de sonido), Ray Fuquen (productor de campo), pasaron de tocar en tarimas de un numero considerable de bares de Bogotá, Medellín, Cali, Quito, España y Berlín a escenarios de festivales en Europa , reconocidos a nivel nacional y compartir festivales con artistas como Willy Colón , Los Van Van, Chucho Valdez y la orquesta Brodway entre otras.La Pantera Mambo fue el tema que los dio a conocer en el exterior gracias a salsomanos, amigos, clubes, vendedores e internet.
“La Pantera Mambo” es una versión salcera del tema de La Pantera Rosa, compuesto por Henrry Manzini, tema que los dj´s hacían sonar en el mejor momento de la rumba, causando la euforia del público.
Lo más asombroso de La-33 es que han logrado reconocimiento de espaldas a la radio comercial ya que no están matriculados en ninguna disquera famosa. En noviembre de 2004 grabaron “La-33” su primer CD, y en Abril del 2007 “Gózalo”que ya; a la semana de su lanzamiento estaba ocupando el sexto lugar en la ventas de las tiendas de Tower Records.
Como productor independiente, La-33, ha logrado distribuir 20.000 copias y estar por más de un año en listas top ten en Internet, en Italia, Alemania, Inglaterra, Japón, Colombia, Argentina, Polonia, Estados Unidos, Francia, España e Israel. “La pantera Mambo” aparece en tres recopilaciones italianas y el sello Putumayo Records les incluyo en su disco “Baila” el tema “Que Rico Boogaloo”Sostienen una apretada agenda de conciertos. Estuvieron de gira por Europa, (2006-2007) cantando y tocando en diferentes Festivales salseros de Italia, Alemania, España y Bélgica, con su música han llegado también a Venezuela donde en Octubre del 2006 participaron en el Segundo Encuentro Internacional de Salsa, estuvieron en Ecuador, y en México participaron como agrupación invitada en la Feria Internacional de Libro de Guadalajara (2007), siguen presentándose en bares, festivales, universidades y conciertos en plazas públicas.
En Diciembre de 2007, durante la Feria de Cali causaron la sensación del público y la prensa especializada. Por esto y por mucho más, hay fuego en la 33.La 33: Una descarga capital. Teusaquillo, el legendario barrio bogotano de fino corte inglés ya no alberga la tranquilidad de hace algunos años. Por los techos arcillosos de nostalgias acumuladas (que aún resguardan a las pocas casas sobrevivientes al exabrupto arquitectónico de comercios y universidades) ya no transita Pink Tomate, el gato rockero y ebrio, personaje de una célebre novela de culto escrita a mediados de los noventa. Sigiloso y musical, como el gato literario, un felino de sangre parrandera baila en los tejados improvisando la vida sobre un ritmo desaforado.
Y ya no es rock lo evocado por el singular minino que tampoco es un gato. Es salsa, es una pantera vagabunda que sorprende a los caminantes nocturnos con los contagiosos pregones de su “…rico mambo”. Amaestrada para el baile por Sergio y Santiago Mejía, esta pantera ha sido inmortalizada en una grabación que, para bien de muchos iniciados, melómanos y salseros de vieja guardia, manifiesta un espíritu indómito y callejero alejado del cómodo erotismo rosa de la salsa contemporánea.
Estimulados por el noble y desinteresado propósito de hacer buena música, los jóvenes integrantes de La 33 ingresaron al los estudios de Audiovisión en septiembre de 2004 y en tiempo récord dejaron un registro sonoro que un año después ya ha vendido más de cuatro mil copias gracias al explosivo sonido que hierve en su interior. Aunque se les pueda acusar de que no están proponiendo nada nuevo en un género cocinado en las calles de Nueva York hace ya bastantes años, la propuesta de La 33 actualiza dicha tradición salsera en el sentido de que la devuelve a sus orígenes más profundos: el malevaje, la calle, el desengaño social y la espontaneidad de una picardía amorosa.
Sumado a estos ingredientes líricos, el regreso a un formato musical apartado de las deformaciones sinfónicas y las siempre malogradas atmósferas del sintetizador, hacen que la descarga de La 33 se escuche fresca y sin más pretensiones que el comunicar las múltiples texturas, sabores y colores de una ciudad que como Bogotá se revela en el disco desde su ágil y veloz diseño de portada realizado por Gaspar Guerra. Pues bien, más allá de los ritmos en los que se enmarca esta grabación (son montuno, boogaloo, guajira y jazz latino) el sonido de La 33 es sincero pues, además de invitarnos al desparpajo vital cifrado en el baile, hay líneas que nos recuerdan que el hacer música no es más que una sencilla celebración del simple hecho de estar vivos y poder observar el mundo con ojos desenfadados y colmados de alegría: “Camino por la ciudad/ voy pa´ lante voy pa´tra/ miro la gente que viene y va/ y esto me llena de felicidad”.
Si bien el buen nombre de La 33 radica en la novedad suscitada por el hecho de que su explosión tropical irrumpe desde el frío asfalto bogotano, es en el cuidadoso equilibrio entre letras y música donde podemos encontrar una verdadera descarga capital que se deja oír a través de diez vigorosos temas desprovistos de rellenos, es decir, no les sobra ni les falta nada.
Si usted tiene diez dedos en la frente y un oído cansado de gemidos trasnochados, es posible que su cuerpo sea hechizado por una soberbia orquesta de salsa que de Colombia, de la capital, ha llegado para ponernos a gozar.
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